
Cultura Japonesa
Japón es un país de contrastes donde conviven artes tradicionales centenarias junto a la tecnología más avanzada.
Desde artes tales como la ceremonia del té, ikebana o arreglo floral y artes escénicas tradicionales hasta baños ultramodernos y toda la industria pop del manga, el anime y los videjuegos, Japón es, sin lugar a dudas, un lugar con una cultura propia muy especial.

Artes Escénicas Tradicionales
El teatro de marionetas bunraku es otra de las artes escénicas tradicionales japonesas que, aunque menos conocida en España, goza de gran popularidad en Japón.
El nombre original era ningyo joruri o narrativa dramática con muñecos y la palabra bunraku hacía referencia al escenario sobre el que tenían lugar las representaciones de marionetas. Gradualmente pasó a utilizarse como el nombre del arte en sí mismo hasta convertirse en el nombre oficial al final de la época Meiji (1868-1912).El valor artístico del teatro de marionetas recae no únicamente en la técnica requerida para el movimiento de las marionetas (cada muñeco es manipulado por unas tres personas), sino también en la calidad del acompañamiento musical del shamisen (instrumento de cuerda japonés). Al contrario que en otros teatro de marionetas, en el bunraku los marionetistas aparecen a la vista de los espectadores. Además, existe un narrador que, acompasado por la música del shamisen, relata la historia con efusiva emotividad.
El origen de las marionetas en Japón no se conoce con exactitud, ya que desde tiempos antiguos los muñecos o ningyo (人形), literalmente forma humana, habían sido utilizados como parte de rituales religiosos. El bunraku tiene su origen poco después que el teatro Kabuki, a finales del siglo XVI.
Las actuales marionetas son extremadamente elaboradas y se clasifican según los personajes que representan; oficiales, héroes samurais, mujeres, etc. Los personajes más complejos requieren varias personas coordinando su movimiento, mientras que algunas personajes más simples pueden ser manipulados por una persona.
Aunque el bunraku no se ha extendido fuera de Japón tanto como otras artes escénicas tradicionales, es un arte de gran valor artístico y en 2008 fue finalmente inscrito en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Cultura contemporánea
Historia
Con el fin de la Segunda Guerra Mundialz y apoyado por EE.UU. que, en el marco de la Guerra Fría, buscaban un aliado en la zona del Pacífico para hacer frente a la amenaza comunista, Japón comenzó un crecimiento económico que lo llevó a ocupar el segundo puesto a nivel mundial.
Al mismo tiempo, las influencias extranjeras se fueron expandiendo por todo el archipiélago. Con el objetivo principal de evadirse de la dura realidad de posguerra y caracterizado por su capacidad para adaptar las influencias extranjeras, en Japón nació una industria del ocio que, poco a poco, fue evolucionando hasta convertirse en seña de identidad de la sociedad japonesa moderna. En otras palabras, los videojuegos, el anime, el manga y otras formas de entretenimiento surgieron como vía de escape del estrés de la via moderna en un país regido por unas estrictas normas sociales.
Los temas de mangas, animes y videojuegos son diversos, pero muchas veces mantienen una conexión con el pasado en el sentido de que algunas historias están basadas en hechos históricos y samurais famosos.
Conceptos interesantes
La palabra otaku en japonés, hace referencia a lo que aquí conoceríamos como friki; término que en un principio hacia referencia a gente rara o extraña y en la actualidad se utiliza principalmente para los consumidores de cultura pop japonesa. Otaku (お宅) significa literalmente casa o familia y, poco a poco, pasó a utilizarse como termino para denominar a aquellas personas obsesionadas con el manga, el anime, los videojuegos o el cosplay.
Aunque en Europa la palabra otaku ha sido adaptada y los propios consumidores de entretenemiento japonés se denominan a sí mismos otakus, en Japón la palabra conserva ciertos matices negativos, ya que no hace referencia a aquellos que consumen manga o anime de manera moderada (que es gran parte de la población), sino a los obsesionados con estos temas, cuya vida gira en torno a su afición.
Otro concepto interesante propio de la cultura japonesa es la idea de kawaii (可愛い), que significa bonito, adorable, mono, tierno y, actualmente, se ha convertido en una corriente estética propia. El concepto estaba dedicado principalmente a los bebés o animales de peluche, que se consideraban tiernos o dulces y, poco a poco, los diseñadores crearon cada vez más productos que siguen la estética kawaii y tienen mucho éxito entre las jóvenes japonesas. Lo kawaii es todo aquello que emana ternura, de colores pasteles y con dibujos un poco infantiles. Una chica kawaii es aquella que parece inocente, con vestidos de volantes y colores rosa pálido. La figura de Hello Kitty sería un claro ejemplo del concepto kawaii.
La palabra moe es un termino utilizado para describir pasatiempos o aficiones sobre un tema concreto. Aunque no es una palabra utilizada en conversaciones normales, está ampliamente expandida dentro del mundo del manga y el anime japonés. En algunos animes, la palabra moe se utiliza como interjección para hacer referencia a algún personaje que nos despierta simpatia o ternura, y en este sentido tendría ciertas similitudes con el concepto kawaii.
Los vocablos del Japón contemporáneo son interesantes ya pueden servir para analizar la cultura actual, pero, al mismo tiempo, es dificil traducir y explicar todas sus connotaciones dentro del idioma japonés.



Otaku, afición al animé y Manga
El término otaku es usado en Japón para hablar de personas con aficiones obsesivas. Por extensión, en el resto del mundo se emplea para denominar a los aficionados a la cultura popular japonesa, en especial al animé, manga y cosplay. Si tu hijo es un fanático de alguna de estas actividades, no te preocupes, infórmate bien sobre lo que significa para que puedas comprenderlo y hasta compartir su afición. En vez de ser un obstáculo entre los dos, puede ayudar a unir lazos.
En Japón el término tiene una connotación peyorativa, como en occidente adjetivos como friki o nerd. Su negatividad deriva de la visión estereotipada de los otakus y de los reportes de los medios de comunicación sobre Tsutomu Miyazaki en 1989, conocido como “el asesino otaku”, se describe en la red.Joanie Helen Taboada, egresada de Psicología que tocó en su tesis a profundidad el tema de los otakus, asegura que la actividad de un otaku no es uniforme, pues no se trata de una tribu urbana, sino de una afición.
Lo común en estas personas es ver animé, leer manga, hay quienes gustan de dibujar e incluso llegan a producir cómics propios, consumir la música japonesa (Jpop), sobre todo la de animé, asistir a eventos o convenciones sobre estos temas, coleccionar merchandising y hacer cosplay.
Estas actividades pueden hacerse en solitario o en grupo. Por eso existen distintos clubes organizados que reúnen a estas personas. No existe un rango de edad determinado porque hay animé y manga para niños y adultos.
En La Paz se desarrollan diversas convenciones al año que reúnen a adolescentes, jóvenes y niños. Uno de los responsables de estos encuentros es Juan Carlos Erquicia, que cada año organiza el Anime Party en el coliseo cerrado Julio Borelli Viterito. “Nos reunimos miles de otakus de distintas edades y diferentes gustos, realizamos concurso de bailes, de dibujo, historietas, torneo de videojuegos, cosplay individual y grupal, etc. y por lo general esto dura dos días, los sábados y domingos”, comenta.
Erquicia asegura que esta cita es divertida, sana e interesante. “Nos interrelacionamos, reímos, jugamos y compartimos todos. No hay bebidas alcohólicas y aprendemos más sobre otras culturas, intercambiamos ideas e información sobre lo que indagamos y no hay riesgos de ningún tipo porque incluso escogemos horarios en el día para que no tengan que caminar de noche”, enfatiza.
La cultura pop asiática llega a Bolivia por medio de las telenovelas coreanas y la música oriental (Jpop y Kpop). En criterio del psicólogo Carlos Velásquez, los seguidores le dan un significado distinto y valioso, sobre todo los adultos que cuando eran niños recibieron los mismos mensajes, crecieron con ellos y hoy se identifican con estas producciones. “Participar en estas actividades les hace sentir parte de ese grupo social y se sienten identificados como una verdadera tribu, situación que en algunos casos genera fanatismo y en otros comportamiento vinculados al deseo de irse a vivir a Japón o Corea porque están fascinados con ese tipo de vida”, afirma.
Según estos expertos, ninguna afición es mala si se sigue con medida y control. Eso sí, cuando se pasa el límite y se vuelve obsesiva, es importante hablar con el hijo o la hija para analizar la función que cumple esta inclinación en su vida.
En caso de que la práctica sea en solitario, trata de acompañarlo y de integrar a tu hijo o hija a algún grupo para que conozca a otra gente con sus mismos gustos, así no se sentirá solo. “Si tu hijo tiene algún gusto particular y se aísla por ello, ayúdale a buscar personas que compartan sus intereses, es muy útil que tú como padre le hagas sentir cómodo”, explica el psicólogo Carlos Vargas.
De todos modos advierte que los padres estén atentos a que el joven no deje sus principales actividades por su afición. Bajas notas, dejar de comer y comportamiento esquivo son algunas señales de que algo va mal y debe ser atendido por un especialista.
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